El autismo es un grupo de trastornos
caracterizados por graves carencias del desarrollo, permanente y profundo.
Afecta a la socialización, la comunicación, imaginación,
planificación, y conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en general,
son la incapacidad de interacción social, el aislamiento y movimientos
incontrolados de alguna extremidad, generalmente las manos. Con el tiempo, la
frecuencia de estos trastornos aumenta. Las actuales tasas de incidencia son de
alrededor 60 casos por cada 10.000 niños. Debido a este aumento, la vigilancia
y evaluación de estrategias para la identificación temprana, podría permitir un
tratamiento precoz y mejorar los resultados.
Está demostrado que los niños autistas o con ciertos
problemas de retraso en su proceso de maduración pueden establecer buenas
relaciones con los animales y crear lazos afectivos que, tal vez, les cuesta
más encontrar con las personas. Recientes investigaciones realizadas con niños
autistas y publicadas en el I Congreso Internacional El Hombre y los Animales de Compañía: Beneficios
para la salud, demuestran que la presencia, por ejemplo, de un
perro entre un terapeuta y un niño favorece su interrelación, pues el niño
responde de forma clara a la presencia del animal.
A pesar de su bajo nivel de comunicación con el exterior, el niño puede salir de su aislamiento, aunque sólo
sea por unos momentos, cautivado por el movimiento y el sonido
del perro. Poco a poco es capaz de incorporarse al juego (tirarle pelotas,
cepillarlo, acariciarlo) junto con el terapeuta. Otro caso son los delfines:
con su simpatía, inteligencia y afecto han logrado lo que otras terapias no han
podido: que los niños autistas se abran al mundo gracias a unos seres que los
acarician y saltan junto a ellos con infinita dulzura y cuidado.
Los perros de asistencia para niños
con autismo son una alternativa para las familias, ya que dan seguridad al
niño, facilitan su interacción y les proporcionan compañía, y además se
transforman en colaboradores imprescindibles para los padres, que ven cambios
conductuales evidentes en sus hijos.
Esto lo afirma desde la Fundación
Bocalán, una de las instituciones de mayor difusión internacional dedicada a
adiestrar y entregar perros de asistencia a personas discapacitadas, para que
tengan una mayor independencia y calidad de vida.
Según Bocalán, el tipo de comunicación y actitudes del perro
resultan más fácilmente reconocibles por un niño con autismo, posiblemente por
utilizar la vía de comunicación sobre todo visual, y emitir señales de una
forma simple y a la altura del niño.
Las personas
autistas no son personas inútiles. Con ayuda pueden ser como cualquier otro. Por ejemplo, Temple Grandin es profesora
asistente de Ciencia Animal en Colorado State University. Es autora del libro
Thinking in Pictures. Sus presentaciones televisivas incluyen los programas
20/20, CBS This Morning y 48 horas. La Dra. Grandin padece de autismo, y su
propia experiencia le ha servido para entender el comportamiento de los
animales. Dicta un curso sobre manejo de animales en la Universidad y es
consultora sobre diseño de instalaciones para el trabajo con ganado.
Explica que le resulta fácil entender a los animales, porque sus
pensamientos son similares. Sus pensamientos son imágenes, y tardó mucho tiempo
en darse cuenta de su diferencia con el resto de personas. Una vez, un entrenador de caballos le dijo: "Los
animales no piensan, solamente hacen asociaciones". Y le respondió a esto
diciéndole "Si hacer asociaciones no es pensar, entonces debería llegar a
la conclusión de que yo no pienso".
En los autistas, el miedo es la
emoción más importante, y también lo es en los animales de presa, como los
caballos y las vacas. Las cosas que asustan a equinos y bovinos también asustan
a los niños autistas. Cualquier cosa que parezca fuera de lugar, como un pedazo
de papel llevado por el viento, puede causar temor. Los objetos que se mueven
bruscamente son los que más miedo provocan. En la vida salvaje, los movimientos
bruscos son temibles porque los predadores hacen movimientos bruscos.
Hemos investigado los resultados conseguidos con cada uno de los animales y con todos
se obtiene ventajas.
Con los perros se desarrolla la
autoestima, la socialización y el desarrollo del lenguaje, estos son animales
muy fieles a los que les encanta jugar por lo que los niños juegan más. Con los
delfines a parte de disfrutar del agua, experimentan cambios en las áreas de
comunicación e interacción social. Los ultrasonidos que emiten estos
inteligentes animales provocan receptividad y contribuyen a sincronizar
los ritmos
cerebrales de los niños.
Con caballos los niños se relajan de manera
extraordinaria, mejoran la autoestima y la capacidad de percibir los estímulos.
Y aunque parezca increíble, en Elche (Alicante) se experimenta con leones
marinos y se están consiguiendo grandes resultados mejorando la motricidad, el
equilibrio y la coordinación.
Información de:
Este artículo es fruto de una investigación intensa de todos los cuartohociqueros y la fusión de todas las ideas.
Hemos aprendido muchísimo.
4 comentarios:
Muy bonito e interesante este artículo que habeis elaborado. Sería importante que llegara a muchos educadores todavía reticentes a este tipo de terapias y que si siquiera se informan de los avances en estas investigaciones. ¡Muy bien!
Gran trabajo chic@s!!!! Enhorabuena!!!!
Buen articulo, muy interesante e instructivo. Enhorabuena!!
Me parece muy interesante este artículo ya que puedo obtener mayor información.
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